28/11/2025
Una visión actualizada de los biobancos del país ofrece la última publicación de la Dra. Alicia Colombo
La publicación fue realizada por la Dra. Colombo, directora científica del Biobanco de Tejidos y Fluidos de la Universidad de Chile, junto al coordinador general del Biobanco, tecnólogo médico y Magíster en Informática Médica Gerardo Donoso, y a académicos y profesionales de otras universidades y centros de salud del país
En ella se realiza una panorámica del estado actual de los biobancos chilenos, en la cual explora sus capacidades y desafíos actuales, destacando infraestructura, financiamiento y aporte a la ciencia. “Nos dimos cuenta de que teníamos en el mapa supuestamente 16 biobancos, pero al final vimos que operativos solo hay nueve en Chile y la mayoría está concentrada en la Región Metropolitana en Santiago. Hay pocos biobancos a lo largo del país”, especifica la especialista.
La misión de los biobancos es apoyar a los investigadores de la ciencia y de la medicina, para que puedan contar con muestras de sangre, tejido, orina o saliva de pacientes o de personas sanas y con datos de alta calidad. Su objetivo es la búsqueda de nuevos biomarcadores para entender por qué se producen las enfermedades, cómo se pueden prevenir, mejorar el tratamiento y también generar nuevas herramientas diagnósticas.
La directora científica nos indica que hay un biobanco en Arica, en la Universidad de Tarapacá, y otro en la Universidad de Magallanes, en Punta Arenas. Y que los más grandes y mejor implementados son los de la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Fundación Arturo López Pérez. La especialista considera que nuestro Biobanco, ubicado en el Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Clínico, es el más grande de Chile, ya que se acerca a los 10.000 donantes y posee más de 100.000 alícuotas —porción separada de una muestra biológica original que se almacena de forma individual para su uso futuro—. “Somos el biobanco que tiene mayor cantidad de alícuotas de diferentes tipos de bioespecímenes, entre ellos, de ADN. También almacenamos tejido tumoral y no tumoral congelado del remanente de las cirugías de pacientes diferentes tipos de cánceres”, ilustra.
Los investigadores observaron las asimetrías vistas entre unos biobancos y otros, lo que tiene que ver con el financiamiento, explica la Dra. Colombo. “Las iniciativas de biobanco comienzan con la buena voluntad de un investigador, de un anatomopatólogo, de médico o de un profesional de la salud que entiende la importancia de los biobancos. Y a veces cuesta mucho que la institución empiece a financiar. A medida que esto va siendo entendido por las autoridades, se destinan recursos través de proyectos inicialmente y luego institucionales”.
La Dra. Colombo destaca que en Chile lo que dificulta su sostenibilidad y operación es la falta de financiamiento estatal y de una legislación específica para los biobancos o políticas gubernamentales estratégicas, a diferencia de lo que sucede en Europa, por ejemplo. “En España, el Instituto de Salud Carlos III financia basalmente los biobancos. En el Reino Unido, la Wellcome Trust financia el UK Biobank, lo que les permite tener estudios a nivel de la población o de las enfermedades más prevalentes”.
Dentro de Latinoamérica, Brasil es el país que está más adelantado que el resto porque ellos tienen una red de biobanco, sostenida por una ley que también les otorga financiamiento a nivel regional y estatal. No sucede lo mismo en otros países de la región: “Recientemente en Perú se incorporó un capítulo en la Ley Nacional del Cáncer donde se establece la creación del Banco Nacional de Tumores y de la Red Nacional de Bancos de Tumores asociado al Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas. Eso está recién empezando a implementarse. Pero en Argentina, a pesar de que hay una normativa técnica, no hay financiamiento estatal; en Uruguay, tampoco. En Colombia el 2023 promulgó la Ley de Biobanco, pero tampoco se vislumbra un financiamiento claro. O sea, podemos decir que Latinoamérica está en desventaja respecto a Europa o a Estados Unidos, ya que allí el Instituto Nacional de Salud (NIH por las siglas de la National Institutes of Health) tiene un banco que financia y eso es el Estado”, resume la Dra. Colombo.
Latinoamérica posee una extraordinaria diversidad biológica, la que está subrepresentada en la investigación mundial. “Con una mayor priorización gubernamental, un marco regulatorio cohesivo y la colaboración como fortaleza clave, los biobancos podrían mejorar la interacción con las redes globales y fortalecer aún más la contribución general de América Latina a la innovación biomédica”, menciona la publicación.
El Biobanco de la U. de Chile opera con un modelo de financiación híbrido, recibiendo apoyo institucional básico y generando ingresos adicionales a través de colaboraciones en proyectos de investigación. “Pero es difícil porque un biobanco funciona como un honest broker o intermediario honesto, es decir, nosotros somos los articuladores entre el mundo científico, los pacientes, donantes y de todos los interesados en que la ciencia avance. Además, tenemos que relacionarnos con las autoridades para que nos escuchen y entiendan que los biobancos son importantes y requieren un marco legal y financiero claro y sostenible”, comenta la especialista.
Un biobanco no hace investigación propiamente tal, sino que lo que hace es generar el sustrato enriquecido para que los investigadores puedan realizar sus estudios. Su función es tener una colección de alta calidad almacenada con todos los datos asociados, depurados y con bases de datos robustas. Eso hace que sea mucho más rápida la investigación. El biobanco facilita todo lo que viene después con el desarrollo biotecnológico. “Actualmente tenemos asociados tres proyectos nacionales y cuatro con consorcios internacionales. Esto es lo que nos ha permitido crecer. Por ejemplo, con el Servicio de Gastroenterología generamos un Biobanco de Enfermedades Hepáticas Crónicas hace un año y medio y estamos desarrollando un proyecto sobre esteatosis hepática no alcohólica. Estamos capturando casos de hepatocarcinoma y de diferentes tipos de patologías asociadas al hígado y ya tenemos más de 50 casos almacenados. Contar con estas colecciones biológicas permite que cuando los investigadores postulan a proyectos, la viabilidad sea mejor evaluada y les dé más oportunidades de adjudicarse los fondos”.
La labor que realiza nuestro Biobanco de Tejidos y Fluidos y los biobancos del país tiene un potencial considerable para fortalecer la investigación traslacional y la equidad en salud, especialmente si un mayor apoyo permitiera la expansión a regiones subrepresentadas. “Al integrar estas infraestructuras en la educación superior, la atención clínica y colaboraciones regionales más amplias, los biobancos pueden ayudar a aprovechar la diversidad genética chilena y abordar las disparidades en salud”, apunta la publicación.
Acceda al artículo en extenso “Chilean biobanks: a snapshot of the current landscape“.