Hospital Clínico Universidad de Chile
03/10/2025
Hospital Clínico Universidad de Chile

Lo supe a los 40: el impacto del diagnóstico tardío en neurodivergentes

La neurodivergencia es un concepto que ha cobrado gran relevancia en los últimos años, ofreciendo una nueva perspectiva sobre las diferencias neurológicas en el funcionamiento del cerebro. A diferencia de un enfoque patológico, este término resalta que se trata de formas distintas de desarrollo, que se apartan de lo considerado neurotípico o normotípico (el funcionamiento cerebral estándar o común en la mayoría de las personas).

Cada vez más personas adultas han comenzado a cuestionar sus trayectorias vitales, explorando un posible diagnóstico de TDAH o autismo tras años de sentir que no encajaban en los patrones esperados. Para profundizar en este tema, conversamos con el doctor Ricardo García, psiquiatra pediátrico de nuestro Hospital.

El especialista subrayó que esta perspectiva se basa en la diversidad y los derechos humanos, señalando que "las personas neurodivergentes tienen modos de pensar, sentir, percibir y relacionarse distintos, que deben ser respetados y apoyados". Las neurodivergencias abarcan un amplio espectro de condiciones, incluyendo el espectro autista, los compromisos en la comunicación y el lenguaje, el déficit de atención con y sin hiperactividad, compromisos cognitivos, dislexia, discalculia y variaciones en la sensibilidad a estímulos sensoriales, entre otros.

El camino a la salud mental

El diagnóstico temprano es fundamental, pero ¿Qué sucede cuando se crece sin el apoyo necesario? De acuerdo con el doctor García, "si el diagnóstico no se realiza de forma temprana, es altamente probable que aparezcan síntomas emocionales o conductuales, conformando un trastorno o enfermedad, de acuerdo a la concepción médica, que requerirá ayuda de distinta intensidad según cada persona, para lograr un desarrollo psicoemocional y un nivel de salud mental adecuado".

Al crecer sin un diagnóstico certero, estas diferencias se agudizan. Según el especialista, "los niños del espectro autista, especialmente los de buen nivel intelectual, son capaces de imitar conductas sociales. Aunque pueden tener dificultades, logran desempeñarse eficientemente en trabajos que les interesan y son integrados por su excelente desempeño laboral o académico".

En el caso del TDAH, "las personas con déficit atencional pueden ser muy creativas, sociables y exitosas si comprenden su situación y trabajan en sus funciones ejecutivas y procesos de mentalización, que les permiten analizar sus propios procesos y sus relaciones con otros". Esto solo se logra con el apoyo y tratamiento adecuados desde la infancia.

El diagnóstico en la adultez

La sospecha diagnóstica en la adultez a menudo surge de una acumulación de dificultades. En casos como estos, señaló el académico, los antecedentes familiares son cruciales: "El reporte de los progenitores o familiares es fundamental para generar el diagnóstico, pero la mayoría de las veces resulta sumamente difícil de rescatar en una historia clínica".

Además, un diagnóstico tardío suele ir acompañado de "comorbilidades como ansiedad y depresión, y situaciones de intereses restringidos, dificultades en las relaciones de pareja, consultas motivadas por la conducta de sus hijos, cambios frecuentes de carrera o trabajo, o experiencias de bullying y maltrato laboral", señaló el doctor García.

La evidencia científica respalda estas observaciones. Se ha demostrado que "las tasas de ideación e intento suicida en adultos autistas son significativamente más altas que en la población general". En el caso del TDAH, una revisión concluye que "vivir con TDAH sin diagnóstico previo está asociado a mayores niveles de depresión, ansiedad y baja autoestima en la adultez". Un factor que contribuye al subdiagnóstico es que muchas herramientas clínicas no consideran diferencias de género y edad, lo que ha llevado a que "se diagnostiquen menos casos de autismo y TDAH en mujeres, y en promedio, más tarde que en los hombres", acotó el doctor Ricardo García.

El impacto de recibir un diagnóstico en la adultez es altamente personal y depende de múltiples factores. La evidencia muestra que obtener un diagnóstico en la adultez "fue descrito como una fuente de alivio y validación, al brindar un marco para comprender experiencias pasadas y actuales", aunque también conlleva un "sentido de pérdida al reflexionar sobre las oportunidades que podrían haber sido distintas si el diagnóstico hubiese ocurrido antes".

Visión de futuro

El aumento de diagnósticos tardíos y la mayor demanda de evaluación han puesto a prueba al sistema de salud. Al respecto, el doctor García indicó que "actualmente este tema es un foco de interés y se han desarrollado instrumentos de diagnóstico con criterios confiables frente a las sospechas de neurodivergencia como déficit de atención y autismo".

Bajo la perspectiva del académico del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Infancia y Adolescencia, el futuro de la salud mental en Chile enfrenta grandes desafíos: "Es necesario hacer estudios de prevalencia en adultos con métodos actualizados, aumentar la capacitación en diagnóstico y tratamiento con una visión de salud mental, y asegurar la participación de equipos multiprofesionales para evitar falsos positivos, diagnósticos diferenciales y comorbilidades". También destacó "los avances derivados de la promulgación de la Ley de Autismo, que ha permitido visibilizar esta condición a lo largo del ciclo vital y proyectar un plan progresivo para incorporarla en la atención de salud".

Finalmente, el doctor Ricardo García invitó a reflexionar sobre la importancia de la inclusión, citando a António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas: "Cuando gocen de igualdad de oportunidades para ser autosuficientes y tomar sus propias decisiones, las personas con autismo estarán empoderadas para contribuir de manera más intensa y positiva a nuestro futuro común".

Por: Facultad de Medicina U.Chile