31/07/2025
Cuando el invierno pesa más que el frío: ¿Qué es el trastorno afectivo estacional?
Aparece todos los años con la llegada del otoño y se prolonga por los tres meses del invierno. El trastorno afectivo estacional (TAE) no es solo tristeza ni cansancio acumulado; es un tipo de depresión que responde a la disminución de luz natural. El Dr. Luis Risco, especialista de nuestra Clínica Psiquiátrica Universitaria, explica cómo funciona este cuadro y por qué la fototerapia es el tratamiento más eficaz para tratarlo.
Con la llegada del invierno, no solo bajan las temperaturas y aumentan las capas de ropa. Para muchas personas, también varían sus niveles de energía, ciclo del sueño y su apetito. Estos cambios, aunque frecuentes, no siempre se tratan de cuestiones de ánimo; en algunos casos pueden corresponder al TAE, un tipo de depresión que se presenta cíclicamente durante los meses de frío y tendría explicación con una base biológica.
Aunque Popularmente se asocia el TAE con alteraciones en la producción de melatonina, el Dr. Risco aclara que la evidencia disponible es contradictoria y no respalda esta teoría como su causa principal. Lo que sí está claro es que este cuadro corresponde a una respuesta del organismo al cambio de estación por factores de luminosidad.
En el invierno, cuando se acorta la duración del día, se configura el organismo para condiciones semejantes a la hibernación, como el aumento del consumo de carbohidratos y la somnolencia durante el día. Por eso se piensa que es un mecanismo vestigial que quedó de la evolución
“En la retina hay células distintas a los conos y bastones que envían información al hipotálamo. Ahí está el marcapasos central que sincroniza todos los ritmos biológicos entre sí. Este sistema se ajusta de acuerdo a la información que entregan estas células en relación a duración del día, basándose en la luz que perciben. Como somos una especie diurna, mientras más luz, más posibilidades tenemos de sobrevivir. En el invierno, cuando se acorta la duración del día, se configura el organismo para condiciones semejantes a la hibernación, como el aumento del consumo de carbohidratos y la somnolencia durante el día. Por eso se piensa que es un mecanismo vestigial que quedó de la evolución”, señala el psiquiatra.
El TAE no tiene distinciones fisiopatológicas con otros tipos de depresión, pero sí comparte su sintomatología, por ejemplo: tristeza constante, desesperanza, irritabilidad, dificultad para concentrarse, aislamiento social, molestias físicas que no parecen tener causa ni desaparecen con el tratamiento y pensamientos suicidas.
Ahora bien, el especialista afirma que hay dos síntomas específicos que permitiría distinguirlo. “Primero, el aumento del tiempo total de sueño nocturno que no refleja descanso, es decir, incluso cuando se duermen más horas de noche presentan somnolencia diurna. Y la segunda, el síndrome de ingesta nocturna, que es una ansiedad por carbohidratos, dulces o salado, después de las 6 de la tarde y durante la noche”.
Dado que estas manifestaciones no siempre tienen la misma intensidad, no todos los casos generan consulta médica. Existe lo que llamamos trastorno afectivo estacional subsindrómico, una variante más leve que tiende a pasar desapercibida, pero que de igual manera tiene efectos en la calidad de vida. “Hay un porcentaje súper alto de personas que tienen este tipo de cuadro, pero no lo reconocen como algo clínico. Muchas veces lo normalizan porque aparece todos los inviernos y logran seguir funcionando, pero se puede tratar,” comenta.
Tratamiento: la luz es la solución
Si bien se pueden recetar estabilizadores del ánimo, antidepresivos y vitamina D, el Dr. Risco asegura que el tratamiento más eficaz para el TAE es la fototerapia. Este método consiste en exponer a una persona a una luz artificial con una alta intensidad, similar a la luz natural del verano. “La luz que se utiliza va entre 5.000 y 10.000 lux. Con diez sesiones de una hora, uno puede hacer que la persona pase de una depresión mayor a un estado normal en diez días. Es mucho más rápido que cualquier antidepresivo, el que demora entre tres y seis semanas”, afirma el Dr. Risco.
La psicoterapia puede complementar el abordaje, especialmente en personas que ya han identificado un patrón recurrente en los meses fríos y desean prevenir recaídas.
Uno de los mayores riesgos del TAE es que muchas personas no buscan atención especializada, sobre todo si siguen cumpliendo con sus obligaciones laborales o familiares. Pero esto no significa que el trastorno no esté presente y, al igual que con otros tipos de depresión, “es recomendable consultar cuando el cuadro comience a comprometer la funcionalidad. Hay gente que sigue funcionando, pero a costa de un gran esfuerzo. Cuando eso ocurre hay que buscar ayuda”, advierte el Dr. Risco.
El especialista también marca un parámetro con la aparición de la ideación suicida. Esta puede aparecer en distintos grados, desde la pérdida de interés general con la vida hasta pensamientos elaborados sobre cómo dejar de existir, por lo que se recomienda estar atento al avance de estas fases para intervenir a tiempo.
“El 100% de las depresiones tiene algún grado de ideación suicida. Puede comenzar con la sensación de que la vida no tiene gracia, que todos los días son iguales. Después viene la idea de que, si se acabara la vida, no importaría. Y luego, pensar que sería un favor, si a uno le pasara algo. Cuando se empieza a pensar en cómo terminar con la vida, eso ya es grave y requiere atención inmediata”, concluye el psiquiatra.
Por: Rocío Cortez
Edición General: Fernanda Farfán
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