Evaluación de funciones ejecutivas en niños hispanohablantes que presentan trastorno del desarrollo del lenguaje
El enfoque principal de este trabajo recientemente publicado en Journal of Communication Disorders forma parte de la tesis con la que obtuvo su doctorado el fonoaudiólogo del Servicio de Otorrinolaringología de nuestro Hospital Clínico, Felipe Torres.
El trastorno del desarrollo del lenguaje es una alteración en la adquisición y el uso del lenguaje que no se explica por otras afecciones, como problemas neurológicos, déficit auditivo, deterioro motor, privación ambiental grave o discapacidad intelectual y se presenta en aproximadamente el 7% de la población infantil.
La publicación “Relación entre funciones ejecutivas y conocimiento de vocabulario en niños hispanohablantes con y sin trastorno del desarrollo del lenguaje” se llevó a cabo con una muestra de 204 niños, de los cuales 105 tenían trastornos del lenguaje y 99 eran niños con desarrollo típico. “Trabajamos con niños y niñas que cursaban Primero y Segundo Básico, es decir, tenían entre seis y ocho años, y que asistían a un colegio con Programa de Integración Escolar. Evaluamos una serie de habilidades lingüísticas, como el vocabulario, cuántas palabras conocían y utilizaban, y cómo eran sus oraciones, si largas o cortas, por ejemplo, y la complejidad de las oraciones que formaban”.
Y junto con ello también evaluaron en ambos grupos de niños otras habilidades, las funciones ejecutivas, las que son habilidades cognitivas requeridas para controlar y regular nuestros pensamientos, emociones y acciones. Tales habilidades, dirigidas al logro de una meta y orientadas al futuro, son útiles para adaptarse a la vida en general, como “la memoria de trabajo, que es la capacidad de manipular información mental, crucial para el aprendizaje, y la inhibición de distractores atencionales, que es la habilidad para ignorar distracciones en el entorno, como ruidos de compañeros en el aula, por ejemplo”, especifica.
“Las funciones ejecutivas no necesariamente están relacionadas con el lenguaje, pero nosotros teníamos sospechas de que estas habilidades también podrían estar alteradas en niños con trastornos del lenguaje. Y ahí surge esta investigación. Como son habilidades tan importantes para la adaptación de la vida y para cualquier ser humano, nosotros teníamos la sospecha, debido a investigaciones previas, de que estos índices podrían ser relevantes para la intervención clínica de estos niños porque si están alteradas, surge la necesidad de trabajarlas”, explica Felipe Torres. Y observaron que mientras mejores funciones ejecutivas tienen estos niños, es mejor, por ejemplo, el desarrollo del vocabulario: más palabras manejan y más palabras comprenden. Y de la misma forma, mientras más funciones ejecutivas tienen, mejores van a ser las oraciones que construyen.
Y explica con qué indicador se puede medir la presencia de estas dificultades. “Hay una prueba que fue estandarizada para la población para niños chilenos hace muy poco tiempo, la Yellow Red. La desarrolló la Universidad Católica y es una batería de ejercicios que se pasan en dispositivos electrónicos (celular o tablet) a los niños y que son juegos. A través de una actividad lúdica, los niños van respondiendo y de ahí se saca una medida de estas funciones ejecutivas”. Con esta prueba el equipo evaluó al grupo y justamente, encontraron que los niños con trastornos del lenguaje tenían dificultades particularmente en funciones ejecutivas, “como en la memoria de trabajo, que tiene un impacto importante para el aprendizaje de matemática y lenguaje, por ejemplo”.
Le preguntamos si se podría decir que la dificultad para aprender el lenguaje es una consecuencia de lo primero: “Bueno, esa es una de las cosas fundamentales. Uno podría proponer esto, pero es una teoría que hay que seguir explorando. Uno podría suponer que es cierto. Nosotros estamos publicando (están en evaluación en distintas revistas internacionales) otros tres papers más que tienen que ver con esta misma temática: postulamos a que es posible que los problemas de lenguaje tengan como una causa los problemas de funciones ejecutivas”, propone el fonoaudiólogo.
La propuesta a partir de esto es que la intervención de estos niños puede incluir también componentes de las funciones ejecutivas. “Esto tiene impacto incluso a nivel de políticas públicas, en términos de los decretos escolares, porque está normado lo que hay que hacer respecto a los niños con problemas de desarrollo del lenguaje solo en cuanto al lenguaje (por ejemplo, vocabulario). Si uno revisa estos decretos solamente está la intervención clínica y la educativa apuntando al lenguaje, porque eso es lo que se sabe de estos niños”. Y agrega: “Pero nosotros de alguna forma también proponemos que debe darse una mirada mucho más amplia e incluir las funciones ejecutivas dentro de la intervención: que en la sala de clases se trabajen estas habilidades ejecutivas y que no solamente se aborde el lenguaje, que es lo que actualmente se exige por ley”.
Respecto al aporte de esta línea de investigación para la salud en Chile y para la educación, concluye que tiene que ver con ampliar la mirada sobre la intervención, sobre la evaluación y tratamiento de los niños con trastornos del desarrollo del lenguaje. “Debe ser una mirada mucho más integral, donde no solamente nos centremos en las dificultades del lenguaje, sino que también la ampliemos hacia las funciones ejecutivas relacionadas con los problemas del lenguaje. Y probablemente hay otras habilidades que también se podrían relacionar. Se necesita un abordaje urgente en ámbitos clínicos, pero también en ámbitos educativos”.
Esta línea nació en la Facultad de Medicina de la Universidad Chile, en el trabajo del Departamento de Fonoaudiología, donde Felipe Torres ha venido hace un tiempo investigando con otros colegas, “pero esto lo desarrollé fuertemente en mi tesis doctoral, que fue desarrollada en la Escuela de Psicología de la Universidad Católica, junto con Ricardo Rosas. Él es el director del Centro de Desarrollo de Tecnologías de Inclusión (CEDETi), centro de esta universidad que ya viene hace tiempo investigando sobre funciones ejecutivas. Ellos desarrollaron la prueba para medir funciones ejecutivas en niños y lo que vengo a hacer de alguna manera es complementar dicho estudio en niños con trastornos de lenguaje”, cierra Felipe Torres.