logo HCUCH
HCUCH

Protege tu piel y tus ojos: Claves para cuidarte del sol en verano

‘Ya lleva un rato picando el sol’ ¿Has escuchado esa expresión? Con la llegada del verano los rayos solares alcanzan su máxima intensidad, aumentando el riesgo para la salud de piel y ojos. Quemaduras, envejecimiento prematuro, cáncer de piel, daños oculares como cataratas y queratitis, son algunas de las consecuencias de la exposición al sol sin la protección adecuada. El dermatólogo, Dr. Fernando Valenzuela, y la Jefa del Servicio de Oftalmología, Dra Marlene Vogel, advierten sobre la importancia de tomar las medidas preventivas adecuadas para disfrutar del verano sin preocupaciones.

“Los detractores de la protección solar argumentan que la humanidad ha vivido millones de años expuesta al sol. Dicen que el sol es una fuente de energía, de vitamina D, o incluso que mejora el ánimo. Todo eso es verdad; sin embargo, nuestra piel estaba preparada para resistir el sol en la antigüedad, cuando uno vivía entre 30 y 40. Ahora, con una esperanza de vida cercana a los 85 años, el panorama cambia”, señala el Dr. Valenzuela.

La radiación ultravioleta que llega a la Tierra se divide en dos tipos principales: UVA y UVB. Durante el verano, la radiación UVB es más predominante y es la causante del enrojecimiento y quemaduras solares. Mientras, la radiación UVA es constante durante todo el año. Esta luz puede dañar nuestro ADN, provocando mutaciones que con el tiempo aumentan el riesgo de cáncer de piel. El Dr. Valenzuela afirma que incluso cuando hoy en día las personas somos más conscientes de los efectos de los rayos solares, aún tendemos a “no protegerse de forma adecuada y terminamos insolados, rojos y descamados”.

Ante esta problemática, el Dr. Valenzuela explica que la mejor precaución es no exponerse directamente al sol. Esto quiere decir, resguardarse a la sombra especialmente durante las horas de más potencia, entre las 11 a.m. y las 4 p.m. y utilizar prendas que nos cubran la mayor parte del cuerpo, incluyendo ojos y labios, que además posean filtro UV.

“La mejor forma de evitar el daño solar es usar ropa que tenga protección UV o que tenga un entramado más grueso para reducir la exposición. Recordemos que la radiación no solo llega a la piel, sino también al cuero cabelludo. Por eso, es fundamental usar un gorro con ala ancha que nos dé sombra en la cara. Los ojos también se ven muy afectados, así que usar gafas de sol es clave. En la misma línea, no debemos olvidar el protector labial, que muchas veces pasamos por alto y que por no utilizarlo puede derivar en cáncer en esta área,” señaló el Dr. Fernando Valenzuela.

En cuanto a los protectores solares, estos deben complementar y no sustituir las medidas anteriores. Además, tanto su tipo (físico o químico) como el factor de protección (FPS) va a depender de diversos factores, desde el tipo de piel hasta el color de la misma.

HCUCH

Los daños generados por los rayos del sol pueden variar desde algo cosmético como arrugas prematuras y manchas, pasando por situaciones más complejas como quemaduras, hasta patologías más graves como cáncer. Es por esto que el Dr, Fernando Valenzuela señala que “Desde el bronceado ya debemos estar alerta. Tener una quemadura solar, inclusive leve, ya no está bien. Especialmente en niños son altamente peligrosas, ya que su piel está en desarrollo y cualquier mutación puede desencadenar cáncer de piel en los próximos 15 años. “Además, enfatiza que “toda persona, especialmente mayores de 40 años, debe realizar un control dermatológico anual para detectar lesiones sospechosas.”

Por otro lado, el Dr. Fernando Valenzuela señala que algunas enfermedades de la piel, como la rosácea, dermatomiositis y esclerodermia, requieren una estricta protección solar. “Estos pacientes no deben exponerse al sol. Siempre deben usar gorro y protector solar, ya que su piel es extremadamente sensible y se inflama rápidamente con poca exposición”. En contraste, condiciones como la psoriasis y el vitíligo pueden beneficiarse de la radiación ultravioleta por su efecto antiinflamatorio. Sin embargo, el doctor enfatiza que este tipo de terapia se realiza con máquinas especializadas que regulan la radiación y de forma controlada y supervisada por un médico.

Protección solar visual

Tal como mencionaba el Dr. Fernando Valenzuela, no solo es importante proteger la piel de los rayos solares, sino también los ojos. La Jefa del Servicio de Oftalmología, Dra Marlene Vogel, explica que estos “son órganos muy expuestos al medio ambiente porque lo único que los protege son los párpados, que son piel. Por lo tanto, también necesitan protección contra las quemaduras solares. Además, la conjuntiva, una envoltura que cubre la superficie del ojo, también sufre frente a agresiones físicas, como la luz ultravioleta o la desecación ambiental. Por eso es importante proteger tanto los ojos como los párpados.”

Según la Dra Vogel, algunos de los daños que los pacientes podrían presentar son “quemaduras en la piel alrededor de los ojos y cambios en la conjuntiva, como pigmentación anormal o engrosamiento de esta. En casos más graves, se pueden formar membranas que cubren la parte anterior del ojo, lo que podría requerir tratamiento quirúrgico. Además, la exposición prolongada a la luz ultravioleta puede causar cataratas o daño en la retina, aunque esto último es menos frecuente.”

Pero entonces ¿cómo proteger nuestros ojos?. Nuestra jefa del Servicio de Oftalmología recomienda el uso de bloqueadores solares, pero deben aplicarse sólo hasta la altura de la ceja, ya que los productos químicos pueden ser irritantes. También el uso de gafas de sol certificadas que filtran la luz ultravioleta y, al igual que el Dr Valenzuela, el uso de viseras, sombreros o gorros para evitar que la luz solar incida desde arriba.

La Dra. Vogel advierte sobre las señales que podrían indicar daño ocular causado por la exposición al sol: “Entre los síntomas más agudos se encuentran ardor, dolor, ojos rojos, lagrimeo y queratitis, que es la inflamación de la córnea. Además, si aparecen lesiones pigmentadas, hay pérdida de pestañas en la zona afectada, o las lesiones sangran y no mejoran, podría tratarse de lesiones neoplásicas (cancerosas) o pre-neoplásicas, lo que requiere una evaluación médica inmediata”.

En el caso de los problemas visuales preexistentes, la Dr Vogel señala que en general es el mismo cuidado que deberían tener los pacientes sin estas condiciones. Sin embargo, “las personas que ya tienen alteraciones de la superficie por exposición tienen que controlarse periódicamente por el riesgo de desarrollar lesiones neoplásicas.”

Por: Rocío Cortez

Edición general: Fernanda Farfán