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Orientaciones para un buen vivir: claves para alcanzar una mejor calidad de vida.

"En tiempos de incertidumbre lo que buscamos es tener ciertas certezas que nos permitan acceder a una anhelada estabilidad emocional", psicólogo Ricardo Prieto, coordinador del grupo PASE. 

Sin embargo, lo que nos muestran los procesos de transformación en que estamos inmersos en esta época y quizás siempre, es que el cambio es lo único permanente —aunque suene paradójico—, exigiéndonos adaptarnos a diario a nuevos contextos. Según los expertos, ni siquiera nuestro cuerpo es el mismo de un día para otro, ya que en una hora podemos perder 500 mil células de la piel.

Si estamos en cambio constante, quiere decir que si buscamos un lugar protegido, tenemos que ir hacia un lugar donde exista cierta calma que nos permita recargarnos de energía para poder continuar de una manera más adecuada ante tanta agitación de todos los aspectos de nuestras vidas, tales como el ámbito laboral, familiar, social y de nuestro mundo interno más profundo.

Esto se hace más necesario, en especial en el área que trabajamos nosotros, como es el mundo hospitalario que tiene particularidades especiales y únicas, y que en la actualidad se ha visto con un nivel de sobrecarga laboral más allá de lo esperado y tolerable, impactando de manera sostenida en nuestro cuerpo y emociones.

Uno de esos lugares donde podemos refugiarnos es en la observación de uno mismo, el que nos abre un campo de posibilidades infinitas para el crecimiento personal.

A continuación compartiremos con ustedes algunas recomendaciones para poder generar recursos que nos permitan estar más tranquilos y que se pueden aplicar en nuestro trabajo y en nuestros hogares, a partir de la observación de uno mismo, como eje clave para cuidarnos ante los cambios.

Expectativas. Uno de los aspectos muy importantes en nuestras vidas, son las expectativas que generamos sobre las situaciones en que nos vemos involucrados. Cuando éstas son muy altas o poco ajustadas a la realidad, nos generan frustración, es decir, un deseo no cumplido. Esto se puede evitar actuar sobre nuestros pensamientos-expectativas: primero observándolos para tomar conciencia de ellos, de manera tal que sean perceptibles a nuestra vista. De esta forma, podríamos anotar nuestras expectativas y luego preguntarnos si son realistas y aterrizadas. ¿Cómo hacer esto? Preguntándonos, si hay acciones que hayamos realizado que apuntaron hacia el cumplimiento de nuestros deseos. Si la respuesta es que no hemos puesto en acción un movimiento hacia ello, es que tenemos que comenzar a “hacer algo al respecto”. Hacernos cargo. De esta forma, comenzaremos a sentir que se tiene un control más real sobre nuestros temas y nuestros proyectos.

Todo proyecto se inicia con un pensamiento que lo mueve.

Lo anterior, no le resta fuerza a los planes que uno pueda tener para los distintos aspectos de nuestras vidas. Muy por el contrario, nos pueden permitir “poner la pelota al piso” y actuar en situaciones que requieren nuestra intervención.